Se habían logrado medallas europeas en modalidades de dobles. Entre ellas, incluso, un oro europeo en dobles femenino logrado entre la española Yanfei Shen y la turca Melek Hu en un lejano 2015. Se había conseguido una histórica medalla de plata mundial de la mano de Álvaro Robles y su compañero rumano Ovidiu Ionescu en 2019. Pero nunca en la historia se había firmado un oro con todos sus integrantes españoles ni un jugador nacional había hecho doblete de medallas en un mismo gran campeonato internacional de tenis de mesa.
Hasta finales del pasado año. Álvaro Robles (
Huelva, 29 de abril de 1991) y María Xiao (Calella, 19 de mayo de 1994) hicieron historia el pasado 18 de octubre tras proclamarse campeones de Europa de dobles mixtos en Linz. Fue en un campeonato en el que, además, Xiao se colgó un bronce individual para convertirse, también, en la primera palista española en ser medallista continental en tres modalidades diferentes, puesto que ya en 2022 había conseguido un bronce en dobles femeninos junto a la rumana Adina Diaconu.
Robles (jugador del Cajasur Priego) y Xiao (del UCAM Cartagena), diploma olímpico en dobles mixtos en París, se han consolidado como una de las parejas del momento: han ganado dos WTT Contender (Lima 2023 y Muscat 2025, a mediados de enero), han jugado otra final de WTT Contender en Goa, han ganado un título adicional del circuito (Otocec 2024) y han disputado los cuartos de final del Singapore Smash.
Pero el camino hacia ellos ha sido largo y duro. A Álvaro, sin ir más lejos, los éxitos le han llegado tras verse obligado hace unos años a marcharse a Alemania para progresar. “Me fui en la temporada 2012-2013 y considero que entonces empezó mi carrera profesional. Lo absorbí todo, jugando en una liga muy profesional. Luego me vine a Madrid, pero dos años antes de París volví para allá y creo que ha sido decisivo en el salto”, cuenta Robles. “He aprendido de entrenadores con mucha experiencia, he entrenado con compañeros que están en el top20, en el top10, en posiciones en las que tú quieres estar”, señala como clave.
Ha adquirido una mentalidad que también ha ayudado a potenciar en conjunto al tenis de mesa español. Los resultados han culminado en los últimos meses un proyecto que arrancó en 2019 y que quiere más. “Jugamos juntos porque íbamos solos a los torneos. Ella era la mejor española y yo el mejor español. Decidimos probarlo”, dice Álvaro Robles.
La pandemia, con un año de parón, supuso un desafío adicional. “Eran necesarios los dos o tres primeros años para conocernos dentro y fuera de la mesa, porque la química es muy importante en nuestra modalidad”, sigue María. “De hecho, nos quedamos a un paso de los Juegos de Tokio, como primeros reservas, y fue un chasco. Pero el éxito del proceso es llevar jugando ya cinco años. El tiempo es clave y ahora contamos con un equipo multidisciplinar”, interviene Álvaro.
Se trata de un equipo con María y Álvaro como líderes que gestiona el director deportivo de la RFETM David Corral. Lo integran también el psicólogo Eduardo Lázaro, el preparador físico Aitor Centeno, el analista de vídeos Gorka Fernández y, como entrenador hasta los Juegos de París, Qiwei Dong. En el inicio de este nuevo ciclo, Alfredo Carneros ha asumido esa labor de entrenador. “Ha hecho un clic muy importante con María, porque han congeniado muy bien”, afirma Álvaro sobre los pasos adelante dados tras el cambio.
Él también ha incidido en el trabajo mental. “Empecé con el trabajo psicológico cuando tenía veinte años, ya con Eduardo, que me ha guiado desde entonces. Además, tengo un psicólogo deportivo individual como Alejandro Núñez para complementar a Eduardo, que está conmigo en el mixto y a nivel personal”, cuenta Robles. “Hemos creado una estructura, pero es muy importante invertir en profesionales que ayuden, en jugadores que te empujen a entrenar mejor”, avisa.
La suma de todo y esa preparación a medida está dando resultados. Álvaro y María tienen muy claro que, para ello, su compenetración tiene que ir más allá de la mesa. “Es clave saber cómo piensa tu compañero, si es una persona más conservadora o de tomar riesgos”, explica María. Porque ambos se complementan. “Álvaro es muy ambicioso, no regala nada, es un luchador”, cuenta Xiao. “María aporta una parte analítica, porque entiende el tenis de mesa de una forma más táctica que la mía”, sigue su compañero. “Yo sí tengo esa ambición a nivel mental, pero he tenido que adaptarme a ella. Esa es mi mejora: jugar lo que María necesita, dice Álvaro.
Conocerse la personalidad del otro ha permitido también que trabajen los aspectos específicos del juego que necesitan para funcionar como pareja: María, estrategias, golpes y movimientos; Álvaro, la consolidación de una mentalidad que trata de transmitir. “Saber hacia dónde tira tu compañero te hace ganar partidos. Es una cuestión de saber dónde va la intención de los golpes. Lo vivimos cuando ganamos en Lima”, expresa María. Además, los dos han incidido en la visualización para no dejar nada al azar.
Cuando ganaron en la capital peruana era agosto de 2023, la primera muestra de que su unión podía deparar algo grande. Pero la ascensión no fue inmediata. “A aquel primer torneo que ganamos acudimos porque no iban los mejores del mundo”, reconoce María. “Salimos del torneo con detalles apuntados para mejorar con nuestro entrenador Alfredo Carneros”, dice María Xiao. “Por ejemplo, una de las premisas era que teníamos que coger mucho la derecha, porque antes no nos anticipábamos. Eso a Álvaro le costaba más y este año lo ha mejorado, es más agresivo. Yo he subido prestaciones con mi derecha”, detalla.
El tener asentados esos procesos ayudó a ambos a levantar un nuevo título en Otocec a finales de marzo de 2024. El ranking mundial les abría las puertas de los Juegos Olímpicos, pero aquella cita servía para preparar el Preolímpico de abril. “Teníamos la clasificación muy encarrilada por ranking, así que fuimos con otra mentalidad. Si no salía, no nos afectaba tanto”, reflexiona Xiao. Pero la clasificación salió de forma directa. “Conseguirla nos hizo ver que no solamente estábamos bien situados, sino que éramos buenos porque nos habíamos ganado la plaza. La sensación es diferente”, afirma.
Por ello, Xiao y Robles se plantaron en los Juegos con ambición. “El peor resultado que nos planteábamos era el diploma. Queríamos la medalla, aunque sabíamos que era muy complicada. Pero confiábamos en poder tener nuestra opción”, cuenta María. Avanzaron en primera ronda, pero cayeron en la siguiente, la de cuartos de final, ante la pareja de Hong Kog formada por Wong y Doo, favorita. “La sensación es que tuvimos una oportunidad grande, aunque lo dimos todo. No hicimos algo excepcional para poder conseguir una medalla. Creo que nos faltó tiempo juntos”, interviene Álvaro.
Álvaro y María consideraron el perder en unos cuartos de final de unos Juegos Olímpicos una oportunidad perdida antes que un éxito histórico para el tenis de mesa español. Esa mentalidad ha sido clave en el éxito del Europeo de Linz, disputado en octubre. “Queríamos una medalla, porque el año anterior habíamos perdido en cuartos después de ir dominando todo el partido”, cuenta Xiao. Por eso, en el camino hacia el evento austriaco trabajaron a fondo en los errores que se veían. “En París nos faltaron detalles como los de gestionar los momentos de dudas, la toma de decisiones o el mejorar el planteamiento táctico del partido. Son aspectos que hemos mejorado desde entonces”, completa Álvaro.
Dicho y hecho, porque la revancha fue más que dulce: María y Álvaro se proclamaron campeones de Europa y Xiao incluso se colgó un bronce individual. “La clave fue que pensamos en cada partido y que teníamos muchas ganas de demostrar nuestro nivel”, dice Xiao. “Ganar el oro en el mixto me quitó presión para el individual, porque el gran objetivo estaba conseguido. Tuve un buen cuadro luego y pude lograr también el bronce”, explica. Aunque ahora el objetivo es mayor. “Queremos una medalla en el dobles mixto del Mundial”, dice María. “Hay mucha diferencia con la pareja china, pero no tanta con las de Hong Kong y Corea”, avisa.
Porque el tenis de mesa español tiene pleno convencimiento de sus capacidades. “Nuestro nivel de confianza ha crecido mucho más”, dice Álvaro. “El salto a nivel mental es muy poderoso y los demás nos tienen más respeto”, explica. Por ello, en el camino hacia el Mundial, quieren ir torneo a torneo, sacando tiempo para jugar juntos las máximas veces posibles entre los compromisos con sus clubes. “Buscamos periodos para juntarnos y dedicarnos solo al mixto, con pequeñas concentraciones. Hablamos mucho”, afirma Álvaro. “La RFETM nos está dando mucho apoyo, y no solo a nivel económico. Somos muy afortunados de tener al director deportivo David Corral que nos ayuda en todo y que ha sido el primero en creer en este proyecto”, dice Xiao.
Planean incluso irse a Madrid en junio para fomentar más que nunca una pareja que ha hecho historia, pero que quiere más. “Vemos mucho margen de mejora desde el Europeo a todos los niveles”, explica Álvaro. La próxima gran cita está marcada en rojo: del 17 al 25 de mayo, campeonato universal en Doha. “Vamos a ir al Mundial con otro convencimiento, conscientes de que una medalla sería una hazaña muy grande, pero también de que estamos en muy buen nivel. Aunque vamos a tener que seguir mejorando”, avisa. Pero esa premisa la han tenido siempre: la dupla que arrancó jugando junta para fortalecer el nexo en el equipo ha mejorado hasta ascender a la cima europea del tenis de mesa.