Emilio
Viqueira rompió su silencio para decir adiós y con la carta de libertad en el bolsillo tras no prolongar su contrato esa temporada más que había pactada en el caso de que el jugador hubiera jugado tres encuentros más. Se despide de esta forma poco agradable de una afición que durante cinco temporadas lo trató como una estrella y que él, aún en estos peores momentos, ha sabido reconociendo esos cinco años como "maravillosos, los mejores de mi vida menos los dos meses finales".
"Sé que me voy, pero no porque quiera hacerlo, sino porque no me han dejado otra salida. Lo hago porque hay dos personas que son los que mandan en el consejo que así lo quieren y han hecho todo lo posible para que no quede otra que irme por la puerta de atrás", aseveró el centrocampista.
Respecto a su marcha recalcó sentirse "obligado. Tenía mi vida hecha en
Huelva y la seguiré teniendo porque es aquí donde pienso vivir y a donde volveré cuando termine mi carrera donde sea. Ésta es mi casa. Nunca pensé que pasaría algo así", reconoció
Viqueira.
Parece ser, que uno de los factores que le llevaron a tomar la decisión de denunciar al club y de mantenerse posteriormente dos meses alejado de los campos de fútbol fueron varias promesas que no se han cumplido y que se efectuaron en compensación a una presunta bajada de sus emolumentos.
"Si fuera por dinero me había ido hace dos temporadas" matizó. "Me dijeron que me quedaría en el club trabajando y enseñando a los chavales, que es lo que quiero hacer. No lo han hecho y a partir de ahora voy a decir mi verdad, como ellos llevan haciendo dos meses mientras yo guardé silencio".
No quiso dejar a un lado su opinión sobre la afición a la que le pidió "perdón y espero que me disculpen. Nunca di ningún paso con esa intención. Nunca le falté al respeto a nadie ni al club. Marchándome lo pierdo todo. Lo tengo todo en
Huelva. Mis dos casas y mi vida hecha. Es de gilipollas tirarlo todo por la borda. No es por dinero".
Sobre su futuro dejó claro que no tiene nada firmado con nadie aunque "lógicamente sé desde hace tiempo que no voy a seguir y ofertas tengo. Ahora puedo firmar con quien me de la gana y mirar por el interés de mi familia. Lo primero es que me gustaría quedarme aquí, pero sería imposible. Cuando no hay diálogo ni voluntad, se desprestigia y se te acusa de ser un mentiroso hay poco que hacer".