Su paso dejó huella, en la afición recreativista y en él mismo. Pocos futbolistas en la historia reciente del Recreativo han sido tan carismáticos como lo fue Xisco en las dos etapas en las que vistió la elástica albiazul. En la primera llegó como un desconocido procedente de la cantera del Valencia. Lucas Alcaraz confió en él y le dio la oportunidad de debutar en Segunda División. Cumplió con goles en una campaña en la que al Recre le 'impidieron' ascender a Primera. Dos campañas después, fue de nuevo el técnico granadino el que lo repescó para el proyecto en la máxima categoría. En ambas etapas brilló y lideró la ilusión de una afición "a la que siempre tendré un mi corazón. Jamás podré olvidar los años que pasé en Huelva. Primero me dieron un empujoncito en mi carrera deportiva confiando en mí para la Segunda División. Después de un mal año en Tenerife, volvieron a creer en mí. Fue clave para mi carrera. No sería lo que soy sin mi paso por el Recreativo, al que se le debo todo". 
A Xisco se le llena la boca hablando de Huelva, no sólo del equipo en sí "sino de toda la ciudad y la gente. Fui muy feliz allí y por eso vuelvo cada vez que puedo. Los onubenses son el mejor regalo que pueda tener de aquella época". 
 
No sabe si le dará tiempo a "saludar a todo el mundo. Necesitaría un día entero para poder estar con todos los amigos que tengo. Hay tanta gente que se portó bien conmigo, que tardaría mucho. El club, los consejeros, los trabajadores, Viqueira y Merino, que todavía siguen, la afición... sólo puedo hablar bien de todos". 
 
Los recuerdos se agolpan en su cabeza. "Son muchos partidos y muchas cosas buenas, y algunas malas", señala. No obstante, si tuviera que quedarse con un momento, tiene muy claro que será "la final de Elche. Era la primera vez que el Recre podía disputar un título y cómo lo vivió la gente y lo disfrutó fue increíble. Por muchos títulos que pude ganar después con el Valencia, aquella final fue un momento imborrable que siempre tendré en mi corazón". 
 
Para hacerla posible, primero le correspondió la suerte de anotar "el gol más importante de mi carrera hasta el momento. Recuerdo que las semifinales con el Osasuna se nos había puesto muy mal. Habían igualado y estábamos más para allá que para acá. Era mi primera final y enloquecí", apunta en relación a la mítica imagen del gesto de silencio a las gradas de El Sadar. 
 
Dejó al Decano después de su mayor gesta, la final de Elche. Entonces "ya sabía que nos volveríamos a cruzar. Se estaban haciendo bien las cosas y todo lo que ha venido después ha sido fruto del trabajo tan bueno que se hecho. De la primera vez que estuve allí a la segunda ya pude ver la evolución. Ahora se está viendo el crecimiento del club en todos los sentidos. La pena es que nos costó entrar en la Liga y luego nos pesó más adelante". 
 
A la pregunta inevitable que se hacen todos los aficionados en estos casos, la respuesta es contunden: "No. Jamás lo haría. Nunca podré celebrar un gol marcado en Huelva a un equipo y a una afición a la que le debo tanto. Ahora mismo estoy muy bien y es algo que nunca sabes si pasará o no, pero no me importaría volver a vestir alguna vez la camiseta del Recre". 
 
Curiosamente, le correspondió ser el goleador albiazul en los dos enfrentamientos con el Betis. El doble empate a un tanto llevó la firma del manacorí, que espera "poder seguir teniendo suerte en estos partidos. Soy un profesional, en el Betis estoy a gusto y tengo que defenderlo a muerte, aunque tengo muy claro que no lo celebraría". 
 
Por si acaso, se moja en sus vaticinios: "El Betis se clasifica para la UEFA y el Recre se salva. Sería un gran final de campeonato para todos y, luego, que pase lo que tenga que pasar el domingo en el campo".